Luis Guevara Moreno (Valencia, Venezuela, 1926-Caracas, 2010) llegó con quince años a la Escuela de Artes Plásticas y Aplicadas de Caracas, donde tuvo como profesores a importantes pintores como Marcos Castillo, Juan Vicente Fabbiani y Pedro Ángel González.
En estos años realizó paisajes de su Valencia natal, algunas pinturas de influencia cubista y se dedicó a la ilustración y la caricatura para medios como El Morrocoy Azul, Fantoches, El Farol, El Nacional, Revista Shell, El Disco Anaranjado y La Esfera.

La huelga de estudiantes de la Escuela de Artes Plásticas
Al llegar 1945 se produjo una huelga de estudiantes en la Escuela de Artes en reclamo por mejoras en el programa de estudios. En ella participó Guevara Moreno y en solidaridad con sus compañeros que son expulsados, decidió dimitir.
A partir de entonces comenzó una preparación por su cuenta que lo condujo a formar parte por un breve tiempo de un colectivo de jóvenes artistas llamado La Barraca de Maripérez. Este grupo se dedicó a la fabricación de piezas de cerámica como medio para costearse sus estudios en el exterior.
Acercamientos a una modernidad latinoamericana
En 1948, Guevara Moreno participó en las actividades del Taller Libre de Arte, una institución auspiciada por el gobierno nacional, que contó con la asesoría del promotor cultural José Gómez Sicre y la crítico de arte María Luisa Gómez Mena, y que tuvo como director al joven pintor Alirio Oramas.
El Taller Libre de Arte podría definirse como un grupo que promovió la modernidad en las artes visuales desde una vertiente latinoamericana, donde las tradiciones y el folclor se asumieron como una expresión estética de alcance universal.

En la sede del Taller, Guevara Moreno presentó una exposición de “Pinturas y dibujos”, en 1949, y poco después obtuvo una beca de la Librería Cruz del Sur que le permitió un viaje de formación por varios países de Europa hasta recalar en París, donde permaneció varios años.
La estadía en París: tiempos de estudio y de abstracción geométrica
En París, Guevara Moreno frecuentó el taller del pintor André Lothe, quien dirigía una academia que tuvo una importante influencia artística a mediados del siglo XX y por donde pasaron figuras como William Klein, Tamara de Lempicka, Henri Cartier-Bresson y Amalia Nieto, entre otras.
En esa búsqueda de información y de querer actualizarse, Guevara Moreno se acercó a la abstracción geométrica que defendían Jean Dewasne y Edgar Pillet, figuras decisivas en la promoción del arte moderno entre los jóvenes pintores de aquella época.
Los Disidentes y el arte madí
Pero lo que resulta de gran importancia en estos años de Guevara Moreno en París es su participación en Los Disidentes, un grupo de jóvenes artistas venezolanos que desde Francia se dedicó a atacar el sistema cultural de su país, que consideraban atrasado y al margen de la actualidad cultural.
En Los Disidentes participaron artistas e intelectuales que serían luego figuras de gran importancia en el arte venezolano, como Alejandro Otero, Mateo Manaure, Pascual Navarro, Carlos González Bogen, Armando Barrios, Miguel Arroyo y J. R. Guillent Pérez, entre otros.
Un aspecto sustancial en esta presencia de Guevara Moreno en París es su acercamiento al arte madí, el movimiento abstracto liderado por los uruguayos Carmelo Arden Quin, Rhod Rothfuss y el argentino Gyula Kosice.

Con el arte madi, Guevara Moreno realizó obras de carácter constructivo donde conviven una organización novedosa del color y una interrelación con el espacio que fueron muy celebradas por sus colegas latinoamericanos.
Fruto de esa experiencia es su presencia en las exposiciones del Salon des Réalités Nouvelles y en “Espace-Lumière”, una colectiva presentada en la Galerie Suzanne Michel, donde también concurren Arden Quin, Rubén Núñez, Jeanne Kosnick-Kloss, Otero, Jesús Rafael Soto y Jack Youngerman.
Guevara Moreno aprovecha este tiempo para estudiar pintura mural con Pierre-Henri Ducos de La Haille y litografía con René Jaudon, en la Escuela Nacional Superior de Bellas Artes. En ambos casos subyace el posible interés que Guevara Moreno tuvo en la decoración mural de las edificaciones que comienzan a planificarse en Venezuela (de las que no llegó a formar parte) y en el alcance social del grabado, disciplina donde fue un destacado exponente.
En Caracas lo espera la nueva figuración
Tras una crisis vocacional que lo condujo a Italia por un breve tiempo, en 1954 regresó a Caracas. Abandonó la abstracción geométrica y comenzó a interesarse por pinturas de gran formato, intenso colorido y texturas, donde con una figuración estilizada apuntó a motivos de índole social.

Al paso de los años su estilo se acercó a la corriente de la nueva figuración, que en su país practicaron artistas como Jacobo Borges, Regulo Pérez y Manuel Espinoza. En esta experiencia Guevara Moreno produjo interesantes pinturas y dibujos que remiten a un mundo que por poético resulta a la vez atrayente e insondable.

Posteriormente, la figuración de Guevara Moreno se inclinó hacia el paisaje y los temas históricos, con lo cual se alejó definitivamente del gusto oficial. Su pintura, señalada a veces como anacrónica, se revelaría con el paso de los años como poseedora de un gran valor en términos de su calidad plástica y del reconocimiento sensible que hace del pasado y del contexto en que se desenvuelve.
Un maestro reconocido
Tras su regreso a Venezuela, Luis Guevara Moreno combinó la práctica artística con la docencia, campo donde destacó como profesor en la Escuela de Artes Plásticas Cristóbal Rojas, la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Central de Venezuela y la Escuela Arturo Michelena.
A lo largo de su carrera, obtuvo importantes reconocimientos como el Premio Nacional de Pintura (1959), Premio Nacional de Dibujo (1969) y Premio Nacional de Grabado (1969), además de ser seleccionado para participar en la Bienal de Sao Paulo (1975) y la Bienal de Venecia.